domingo, 26 de abril de 2009

Rafo Ráez en blog de Peru21.pe

Rafo Ráez le puso letra al rock peruano, un rock que hasta antes de él se balanceaba entre el discurso disconforme de los subtes y el coro prefabricado de los grupos comerciales. Diferentes dentro del mismo saco, todos los grupos peruanos de los noventas, herederos de la violencia política, se agotaban en el insulto o recurso fácil para expresarse. De alguna manera, Rafo demostró que se podía hacer rock apagando la pedalera, siendo cursi, apostando por los arreglos o simplemente por la guitarra de palo, ignorando a la FM; pero sobre todo cuidando las letras.

Rafo Ráez, antropólogo, limeño, músico, empezó haciendo rock progresivo en el grupo RAEZ hasta que un amigo le presentó a los Sex Pistols. Ahí aconteció su epifanía, el descubrimiento, en el mismo instante que escuchó por primera vez Anarchy in the UK. Por lo menos eso es lo que siempre dice. De pronto dejó el progresivo, tocó en "Se Busca", "Eutanasia" y finalmente a mediados de los noventas se independizó. Suicida de 16 y otras canciones (1996) es su primer álbum oficial como solista.

La novedad de "Suicida de 16...", editado por el sello Navaja y en aquel tiempo disponible solo en casete, era que en el habitaban personajes e historias. La misma canción que le da título al disco es la historia de una suicida que vuelve desde la muerte para contarnos todo lo que pasó en el momento de la decisión. La canción, hermosa declaración de principios que se le ocurrió viendo la noticia por la televisión, sigue siendo hasta hoy una de mis favoritas. Con más influencia de la trova latinoamericana que del punk británico, Rafo Ráez le dio sentido a lo que a simple vista parecía un frankestein dentro de su cabeza: rock and roll, punk, guitarra ayacuchana, trova. Un cóctel ecléctico que sin la sinceridad y el compromiso de Ráez no hubiera funcionado.

Ya no era el "hay que destruir para volver a construir" ni el "al colegio no voy más" de lo siempre llamado rock subterráneo. En el casete de Rafo se contaban historias, algunas muy ingenuas otras adolescentes, pero fueron estas las que toda una generación hizo suyas. "Todos en el fondo tenían su casete de Silvio Rodríguez o Sui Generis escondido", dijo alguna vez. Rafo junto a varios loquitos más re-fundaron la escena rockera peruana. Si hubo alguna época dorada fue aquella, muy a pesar que aquellos discos nunca sonaron en la radio. En ese entonces, Leusemia, Actitud Frenética, G3, El Aire, Radio Criminal, Dolores Delirio y Rafo Raez editaban sus discos casi al mismo tiempo. Los conciertos pequeños al comienzo se convirtieron en grandes festivales de fin de semana. Aquella masa de chibolos que se encontraba siempre en las tocadas fue creciendo mezclado dentro del pogo y todos nos reconocíamos como parte de una misma tribu.

En este álbum Rafo aún no definía su discurso, quien editó Suicida de 16 es el mismo Doctor Merengue de veintiocho años que habitaba el centro de Lima, cuyo sueño era escapar, celtar en otra galaxia. El mismo recontra enamorado que no le perdonaba a Kurt Cobain haberse matado y que finalmente lo único que quería era cantarle al amor. Era el mismo que con short y pelo largo, se mechaba con todos en el programa de Laura Bozzo exigiendo ser escuchado, aquel que hablaba mucho en los conciertos y que justamente cuando parecía que todo lo que decía carecía de sentido lanzaba alguna frase genial que lo libraba. Veintiocho años, una carrera a cuestas, una chica y varios discos escuchados le bastaron para crear uno de los discos más importantes de la música peruana.

Resulta paradójico que el músico que finalmente le puso letra al rock peruano nunca haya cruzado la frontera del FM. Me sigue sorprendiendo que siga siendo un desconocido por la media de los peruanos sobre todo porque su música es de lo más radiable y Rafo es todo un personaje. "Como nunca estamos de moda, nunca pasaremos de moda", dice él tratando de convertir en broma el drama traducido en ignorancia de los programadores de la radio.

Incluso ahora, con ya seis discos, más de quince años de carrera, varias colaboraciones, una de las últimas de ellas, Pez de fango con el entrañable y siempre presente José Watanabe, no ha logrado cruzar la frontera del cemento. Él cree que Internet lograra vengarlo, yo escribo este post para ayudarlo por lo menos un poquito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

quien no haya escuchado a RAFO no sabe de musica peruana y de la buena!!!peruano!...definitivamnte UN MAESTRO!

YEYE